Contra ”El Torito”, la maldad ajena pretende sacarle punta al lápiz.

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Por Agustin de la Cruz (Sugar).
En su segunda función privada del pasado 31de diciembre, Héctor Acosta (El Torito) se encontraba en la tradicional fiesta de fin de año del Club Naco, donde desafortunadamente el conguero de la orquesta (Franklin Frías) sufrió un repentino desmayo.

En los primeros 30 segundos de las imágenes que circulan en las redes sociales, solo se escucha el sonido de algo que se cayó a espalda de un artista concentrado en la interpretación y cuya primera impresión sería la de pensar que se trataba de un instrumento que se cae, todo en medio de una banda que continuaba tocando.

Pero la maldad ajena carece de límites y no han faltado los comentarios de inescrupulosos que a priori pretenden señalar la actitud del artista de inhumana, quienes según sus envenenados dardos sugieren que debió de inmediato parar de cantar.

Tal parece que estas alimañas ponzoñosas, desconocen en su totalidad del humilde ser humano que hay más allá de sus inmensas cualidades artísticas y del trato que le dispensa a sus músicos.

Desconocen del padre protector, del amigo, del hermano mayor responsable de una familia de músicos en casi su totalidad de larga data.

El músico fue atendido por un médico presente y posteriormente trasladado a la “Plaza de la Salud”, donde se determinó que se encuentra en buenas condiciones y que solo se trató de fatiga de trabajo.

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