Desde hace muchos años el dinero sucio procedente de las drogas ha tenido una notable incidencia en la escena artística nacional.
Fue en la década de los años 80 cuando muchos músicos dominicanos, influidos por lo que acontecía en otros géneros musicales internacionales, comenzó a sentir una fuerte presencia del dinero que venía de las drogas. Surgieron numerosas agrupaciones, así como negocios que se desarrollaron sin que las autoridades repararan en eso. “No percibían” lo que estaba aconteciendo en la música y ni notaban que el lavado ya no sólo era lavado, sino que el consumo de drogas comenzó a arrastrar a artistas, músicos y a sus seguidores.
Al amparo del lavado de dinero se limpiaron grandes fortunas. Algunos de los artistas que salieron a la escena fueron ave de paso. Sólo les interesaba resolver lo económico y salvo las excepciones a las reglas lograron encauzar sus vidas. La historia está ahí, aunque a medias, esa es la realidad.
Hoy, en pleno siglo XXI, la presencia del dinero sucio en la música tiene una mayor incidencia, con el agravante de que son más los jóvenes que reciben el “apoyo” de narcotraficantes que operan a sus anchas en los barrios, sin que se le ponga la atención debida (al igual que en los 80), a una situación que muchos ven como la única opción para salir de la pobreza.
Individuos sin la más mínima formación musical o intelectual se refugian en las corrientes musicales que dominan la escena (música urbana o la bachata), son avalados por gente que ha ganado dinero con un negocio que atenta contra la juventud que no puede salir de las garras de las drogas.
Se promueven valores negativos. Se envían mensajes que confunden al que anda por el camino correcto. La generación que se supone relevo de la anterior está siendo bombardeada con malos ejemplos, sin embargo ese problema no parece formar parte de la agenda de nadie. La presencia del dinero que surge del negocio de las drogas en la música ha encontrado el soporte de ciertos personajes que a través de sus respectivos programas de radio o televisión contribuyen a “limpiar el dinero” y a validar a esos “artistas” como ejemplos. Estos personajes son el complemento perfecto para fomentar el desarrollo de “intérpretes” carentes de calidad que, lejos de contribuir positivamente a la música, le hacen un flaco servicio.
Los que hoy apuestan a las corrientes musicales de la época gracias al dinero que proviene de la venta de drogas pasarán sin saber que pasaron. Algunos han logrado trascender precisamente por el capital y no por la calidad. Lo que se mueve en su entorno tiene a muchos cómplices que van en el mismo vagón. Lo que menos les importa es la cultura y el desarrollo de la juventud.
Ante la ausencia de la vigilancia por parte de las autoridades, es la familia la que está llamada a jugar el rol que le corresponde en el fortalecimiento de los valores.(Severo Rivera/Diario Libre)
Publicado por Joseph Caceres