Ojos Que No Ven Corazón Que No Siente, Cuando El Dolor Toca a Tu Puerta

6 Min Read

Por Jose Zabala
Esta mañana quiero traer a tu mente este refrán  muy popular y conocido en nuestra cultura: “Cuando veas la barba de tu vecino arder, pon la tuya en remojo”. Son palabras llenas de sabiduría, con un mensaje de prevención y alerta para ser tomado siempre en cuenta en nuestro caminar por la vida.

  Ayer tuve una amarga experiencia a nivel personal, y quedé más bien sorprendido al ver que en medio de una conversación sobre un tema doloroso, alguien decía: “ojos que no ven, corazón que no siente”. Me quedé atónito, sin palabras y pensativo al escuchar esta inesperada y horrible expresión. No les niego que la medité tranquilamente, le busqué la vuelta, lo asocié con el problema que se  discutía en  el momento, pero con todo lo que hice, no pude evitar quedarme con esa sensación amarga al darme cuenta de la falta de sensibilidad de ciertas personas ante el dolor ajeno.

Creo que, hasta cierto punto, es fácil decir esa expresión en una circunstancia determinada, pues quizás es una señal de impotencia ante lo que les sucede a nuestros semejantes. Pero mi hermano, son tantos los males que aquejan a la humanidad, y empeorando la realidad cada segundo, que me parece que debes hacer un alto antes de citar esa odiosa expresión cargada de indiferencia y egoísmo: “ojos que no ven, corazón que no siente”, o lo que es lo mismo decir “que me importa que se seque el mar si yo no vivo de la pesca”. Son expresiones de nuestro pueblo, que de acuerdo a las circunstancias, pueden estar cargadas de mensajes nocivos a los buenos sentimientos humanos.

 Con el permiso tuyo, considero válido hacer un pequeño recuento de las grandes tragedias mundiales que acontecen actualmente, y que inevitablemente nos afectan a todos, directa o indirectamente. Decir “ojos que no ven, corazón que no siente”, creo que nadie debería ser capaz de decir algo así, sabiendo que en el mundo existen los siguientes escenarios:

·         Niños hambrientos en todo el mundo, esqueléticos, moribundos, mutilados por las injusticias  y las guerras.

·         Niños sufriendo enfermedades cerca de ti y de mi, y tu  quizás, en condiciones de cooperar no decides hacerlo.

·         Mujeres parturientas que no reciben la adecuada atención médica.

·         Ancianos sufriendo por la apatía e indiferencia de la sociedad.

·         Violencia doméstica y feminicidios aumentando día a día a nivel mundial.

·         Injusticias sociales que nos afecta a todos.

·         Incremento de la delincuencia, especialmente en la población juvenil.

·         Deficiencias en la educación por escasez de maestros.

·         Depredadores de flora y fauna, que deliberadamente están destruyendo el planeta.

·         Cualquier otro mal que no haya mencionado, te pido que por favor lo añadas a esta lista.

Sabemos que a todos nos tocará vivir momentos de dolor, pero no deseo que ninguno de estos problemas te afecte directamente, y tengas que comenzar a preocuparte porque ya el dolor te tocó a la puerta, pues no podrás jamás decir “ojos que no ven corazón que no siente”, y que no sea con uno de los tuyos que te muestres ajeno ante una situación dolorosa. Solo quiero que lo medites y consideres promover activamente el rescate de  sentimientos de solidaridad ante el sufrimiento ajeno.

Mi hermano,  no quiero parecer un santo haciendo mención de esto, pero al mismo tiempo no quiero sentirme cómplice de esta indolencia de ver que ante una situación de dolor ajeno, haya personas capaces de minimizarlo y restarle importancia, solo porque no les está pasando a ellos directamente. Es realmente preocupante la carencia de sensibilidad ante las adversidades que acontecen diariamente a nuestro alrededor, los cuales deben producirnos sentimientos de pena y solidaridad.

No quiero que te unas a mí, solo quiero que pienses sobre esto, formes tu propia cruzada y hagas tu aporte moral para contribuir a este deterioro de sentimientos humanos que afecta a la humanidad. A veces me digo, como me gustaría estar en tus zapatos y disfrutar del maravilloso día que Dios nos regala para ayudar a los demás.

Te lo voy a decir nuevamente, “ojos que no ven corazón que no siente”, y espero que no se te olvide, y adquieras con este humilde escrito, madurez y sensibilidad, y puedas así motivar a otros para que la indiferencia entre nosotros disminuya cada día de nuestras vidas. Gracias a ti. www.zabalaaldia.com

Share This Article
Leave a comment

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

This site uses Akismet to reduce spam. Learn how your comment data is processed.